Este 25 de noviembre, desde distintos colectivos de mujeres y hombres exigimos acabar con el terrorismo machista para erradicar la violencia de género.
Las cifras ponen de manifiesto cómo se producen distintas formas de violencia por razones de sexo, en una sociedad que se caracteriza por la dominación del hombre hacia la mujer.
En el ámbito laboral las mujeres, soportamos mayores tasas de temporalidad y desempleo que los hombres. Realizando nuestra actividad en peores condiciones, y en sectores peor remunerados. Sufriendo en muchos casos acoso sexual y sumando, que somos las principales cuidadoras nos vemos obligadas a abandonar nuestra actividad profesional para volver a la dependencia económica de los varones.
El deterioro del tejido laboral nos obliga a formar parte del mercado del sexo, siendo víctimas las mujeres y menores, en mayor medida de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual. Viéndonos tanto en la publicidad como en los medios de comunicación como meros objetos sexuales para comerciar.
Las leyes educativas actuales están impulsando la segregación de sexos en colegios concertados que no ayudan para nada en la concienciación de igualdad de género . Es nuestra tarea denunciar que soportamos una educación religiosa que fomenta el heteropatriarcado como único modelo de sociedad. Las nuevas generaciones asumen los antiguos roles, adquiriendo actitudes de violencia machista, provocadas por la educación, el consumo de sexo inapropiado a través de los distintos medios y el reflejo de las familias.
La violencia machista está admitida por una sociedad que basa su economía en el capitalismo voraz. Humilladas, maltratadas, vejadas, asesinadas. Siendo más vulnerables las que pertenecen a grupos de minorías sexuales, socio-económicos, raciales o migrantes por el simple hecho de haber nacido mujer.
Exigimos:
- La prevención real de la violencia de género antes de que se dé, educando en valores igualitarios y erradicando cualquier gesto sexista desde la escuela.
- Concienciar a la sociedad con campañas que visibilicen las pequeñas actitudes, como los micromachismos, que se dan con normalidad en la vida cotidiana.
- Que nuestros derechos no estén subyugados a los juicios de valor a los que constantemente estamos sometidas en el trabajo, en la calle, en los espacios de ocio, en la noche.
- Acabar con la explotación sexual.
- Una legislación y recursos suficientes y adecuados que protejan eficazmente a las agredidas.
- Un compromiso firme contra la violencia estructural, con unas medidas contundentes contra los agresores.
La forma en la que se relacionan las mujeres y los hombres es un círculo vicioso. Estas relaciones surgen de un guión cultural y educacional que se crea a partir de unos valores y normas que determinan la estructura social que define dichas relaciones. Debemos ser conscientes de ésto; de que estos valores, normas y formas de relacionarse surgen de la interacción y del aprendizaje. Por lo que llegamos a la conclusión de que son flexibles y modificables. Es por esto que consideramos que se necesita tanto de la participación de las mujeres como de los hombres en la lucha feminista. Es necesario un hombre activo y participativo en esta causa ya que se encuentra en una posición privilegiada con respecto a la mujer en nuestra sociedad. Este camino tenemos que hacerlo unidos. ¿De quién quieres ser cómplice?
Fin de la VIOLENCIA MACHISTA
Ni una más ni una menos